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Acudir a las termas, con sus salas y piscinas bien caldeadas, constituía un pilar de la cultura romana. Para no tener que renunciar al lujo de Roma, la Ciudad Eterna, sus ciudadanos también construían baños y termas en las ciudades de todos los rincones del Imperio, como en Carnuntum.

El mayor reto durante la reconstrucción manual de las termas fue la reproducción de la calefacción por suelo radiante romana (el hipocausto). También en el proyecto de reconstrucción se esmeraron los cuidados para garantizar el abastecimiento de agua de las piscinas. El resultado es la única terma romana completamente funcional que ha sido construida en su ubicación original y siguiendo la técnica de construcción romana. En la actualidad sigue calefactándose a través del sistema de canalizaciones del subsuelo.

El espacio de reunión central de las termas era conocido como basilica thermarum. Las salas posteriores estaban ocupadas por una serie de estancias cuyas temperaturas se controlaban individualmente: frigidarium, tepidarium y caldarium.

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